Fueron 42 kilómetros de pura felicidad. Nunca olvidaré mi entrada en meta
después de 6 horas y 37 minutos. A unos cien metros de
terminar la aventura empecé a notar que me saltaban las lágrimas, no recuerdo
haber vivido algo parecido nunca. Una vez en meta, una voluntaria de la
organización me llevó a la zona de relax no pudiendo articular palabra de la
emoción que tenía. Indescriptible. Aún hoy me emociono rememorando ese momento.
Lo que sigue es el relato de lo vivido el pasado sábado:
Por suerte y gracias a Ovidio (y su mujer), conseguimos que
nos llevaran en coche al Garañón, lo que nos dio un plus de descanso en
relación a los que subieron en la Guagua de la organización. La zona de salida
nos recibió con frío y lluvia, presagiándose un comienzo de carrera complicado.
Estaba preocupado por mis zapatillas que no son de montaña, aunque finalmente
sólo sufrí un resbalón que me llenó de barro la mitad del cuerpo pero sin
consecuencias de ningún tipo. Con los nervios típicos compartimos con varios
corredores estos momentos pre-carrera en el que quieres que empiece todo cuanto
antes.
Como casi siempre, nos colocamos en la cola del pelotón (Ale, Ovidio y yo), la
estrategia era muy clara, teníamos que salir conservando todas las energías que
pudiéramos. Habíamos hecho un entreno del tramo Garañón-Santidad donde acabamos
extenuados y eso no podía pasar otra vez, necesitábamos reservar fuerzas para
el tramo Santidad-Las Canteras.
Los primeros kilómetros transcurrieron muy tranquilos pues
se hicieron varios tapones que nos obligaron a caminar en tramos en que
debíamos correr. Esto me lo tomé bien porque sabía que quedaban muchos
kilómetros y que habría tiempo para ir rápido más adelante. En estas primeras
bajadas fui muy precavido por el tema de las zapatillas, por lo que quedé un poco
retrasado. La sensación de correr entre la bruma, la lluvia y alguna ráfaga de
viento fue entretenida por lo novedoso. Cuando menos me lo esperaba cambió el tiempo y
pasado Tejeda nos encontramos con un día perfecto para correr. Aquí volví a
encontrarme con Ovidio y Ale que hicieron una parada técnica para quitarse los
chubasqueros. Se notaba que era el día bueno de Ovidio porque en seguida se nos
volvió a adelantar y ya no lo vimos más en toda la carrera. Desde aquí quiero
darle la enhorabuena, sé que ha entrenado duro para superar este reto.
Llegamos a Teror en más tiempo del previsto, pero con muy
poco desgaste. Hicimos un avituallamiento quizá un poco largo. Cayó un
bocadillo y medio de jamón y queso, algunas chocolatinas y un plátano. Me cambié
de camisa y tiramos para el Pico de Osorio. Desde Teror hasta la acequia lo
hicimos caminando. Nos acompañó un buen rato un chico que resultó ser lector
del blog, del de Pancho, Gonzalo, Manuel….fue una grata sorpresa, un saludo
desde aquí si me estás leyendo.
El siguiente tramo desde el Pico y hasta Santidad fue el que
mejor me encontré. Trotaba feliz por el monte adelantando a muchos corredores.
Incluso Ale me llegó a preguntar que si no me parecía raro que los únicos que corríamos
fuéramos nosotros. En fin, que fue mi mejor momento, si bien ya notaba algo de
cansancio, disfruté cada vez que podíamos trotar.
Y sin casi enterarnos llegó
el Barranco de Tenoya. Lo teníamos claro, queríamos pasarlo cuanto antes por lo
que nos pusimos a trotar entre piedras rolonas. Seguíamos adelantando a
corredores, pero yo empecé a notar que ya no iba tan ligero, que estaba cansado
y que las pulsaciones estaban un poco desbocadas. Así que sintiéndolo mucho, le
dije a Ale que continuara él que yo ya me iba a echar a andar. Lo que no sabía
era que sólo quedaban 100 metros de barranco y que empezaban las pendientes
hacia Tenoya. Si lo hubiese sabido, sé que hubiera aguantado y habría terminado
junto a Ale, me habría hecho mucha ilusión.
Una vez sólo, me tomé las subidas con mucha calma, tenía
decidido correr los últimos tres kilómetros ya que el año pasado no pude
hacerlo en la Starter de lo mal que iba. Y así fue, me sentí fuerte y acabé la
aventura con lágrimas de felicidad en los ojos.
Antes de acabar me gustaría felicitar a todos los que han
participado en la Trans, es una carrera de valientes, entre ellos Ovidio V.,
Jordi E., Manuel R, Manuel A., Luisa P., Antonio N., José B. y en especial a
Ale, compartimos muchos entrenos y a pesar de ser siempre los paquetillos de
todas las carreras, le ponemos mucha ilusión.